martes, 8 de febrero de 2011

Oooooo ¡Observando! oooooO

Viernes 4 Febrero 2011

María
Hoy es mi primer contacto con los niños del pueblo, y me invade el nerviosismo; preparamos la actuación que vamos a implementar en la Plaza España, puesto que es la zona dónde vamos a desarrollar la observación de conductas cívicas/ incívicas de los niños de la localidad. Por supuesto, esto se realizará sin previo aviso a los niños que allí se encuentren en ese momento jugando. Asimismo, desglosamos el rol que tanto mis dos compañeros como yo hemos de ejecutar; para ello, disponemos de pinturas de cara y disfraces los cuales se convierten en nuestra indumentaria durante el tiempo aproximada de dos horas previstos para desarrollar la observación de conductas, y acto seguido...llega el tan esperado momento, partimos hacia la plaza bajo la embriaguez propia del momento y el primer contacto me sorprendió muchísimo puesto que, pensaba que los niños mostrarían desconfianza hacia mí por dos motivos, el primero, por ser una persona extraña al pueblo y con la cual nunca antes habían empatizado y el segundo, la apuesta atrevida del vestuario. Pero... la respuesta ha sido contraria a la que alguna vez hubiese imaginado debido a que nada más pisar a la plaza y antes de ubicarme en el lugar acordado ya empezaban a acercarse los niños, todos caracterizados por su asombro y sorpresa ante tan extraña e inesperada situación. Una vez situada en mi puesto sólo quedaba esperar y observar cualquier situación que se produjese en dicho momento. Y zas! rápidamente llega el primer acercamiento y tras el mismo el “interrogatorio” de preguntas por parte de los niños ¿quién eres? ¿por qué estas vestida así? ¿cómo te llamas? ¿dónde vives? ¿qué haces aquí? ¿podemos jugar contigo?... y de repente la pregunta que inicia el dinamismo y la participación “¿tienes pinturas?” les pinto la carita con los dibujos que más le gustaban empatizamos... todo marchaba con total normalidad hasta que ocurrió un suceso inesperado: un grupo de tres o cuatro chicos se introducen en un arriate de la plaza y sacuden y lanzas las plantas que en el mismo había pero aún más increíble es la conducta y respuesta de un padre ante la reprimenda que le impone la bibliotecaria es la de desvincularse del hecho y argumentar que es imposible que fuera su hijo, sabiendo todos los agentes envueltos en el acto inclusive el mismo niño que reconoce el hecho cometido e indica quienes son sus padres.

Tras nuestro descanso, para merendar, recogemos los sentimientos de la bibliotecaria frente al conflicto sucedido y planificamos cómo vamos a recoger esta misma idea desde la perspectiva de los padres implicados.

Pero...aún es más sobresaliente, la respuesta de la madre del niño cuándo tras presentarme y presentarse mis compañeros como estudiante de quinto de pedagogía en prácticas e informarles del proyecto que estamos poniendo en marcha se ofrece amablemente y bajo su propia responsabilidad la publicación en este blog de la postura que mantiene que no es otra que reconocer el acto inducido por su hijo y cometido por otros tantos pero sin aprobar la forma en la que la bibliotecaria se dirige a ella y a su marido para informarles y reprenderles por este hecho incívico. Así como, las quejas y sugerencias que un colectivo de padres a dirigido al señor alcalde de la localidad para disponer de agentes de seguridad ciudadana en dicho espacio, para evitar o al menos, aminorar los conflictos.

Ahora bien, yo me pregunto ¿por qué los padres no cumplen con las normas establecidas para dicho espacio? ¿por qué inculpan de los actos delictivos a jóvenes adolescentes basándose en la simple idea que sus hijos son menores y no causan problemas cuando incumplen las normas?¿poseen los padres algún tipo de responsabilidad? ¿quien debe marcar los límites de los actos cometidos por estos niños: los padres, los agentes de seguridad? Dejos estas cuestiones abiertas e invito a la reflexión.
!Juntos conseguiremos la regularización del espacio! Participa y colabora con el programa “AgEntEs CíViCos”.


Miguel
La actividad se desarrollo con normalidad, donde los niños en un principio se sentían atraídos por los elementos extraños de la plazoleta, y más tarde querían pintarse las caras con pinturas y jugar. En medio de esto, surgió un pequeño conflicto entre los padres y la encargada de la biblioteca del pueblo, causado por el comportamiento de los niños en un jardín de la plazoleta.
Todo el grupo que ha estado con Miriam ha sido siempre el mismo. Ha sido muy participativo y siempre incitando a jugar. Solo querían jugar por diversión, y Miriam les explicaba porque no se podía jugar, y les hizo una exposición de que ocurrirá en el futuro. El grupo estaba formado solo por niñas.
Situación de Miguel….
Al grupo de Miguel, en un primer momento se acercaban los niños observando quien era. Preguntaban que porque estaba ahí sentado y pintado, y él les respondía porque le gustaba esta así. Seguidamente les pregunto si querían pintarse y se formo una fila de 5 niños para que les pintara la cara.
Los niños solo querían pintarse de algún superhéroe o de vampiro, y otros de Baltasar, y cuando les preguntaba qué a que jugaban en la plaza, respondía que a la pelota, pero que se aburrían.
Situación del conflicto…
Durante la actividad un grupo de niños se acercó a un jardín enfrente de la puerta del ayuntamiento y empezaron a estropear las flores que allí había plantadas y a lanzarlas por las escaleras del ayuntamiento. La encargada de la biblioteca del pueblo se dio cuenta de la situación y acudió a los padres de los niños que estaban sentados en un banco de la plazoleta. Los padres respondieron que sus hijos no estaban ahí metidos, y si lo estaban. Tras observar que sus hijos eran los que realizaron el destrozo pidieron perdón y siguieron con su charla.
Uno de los padres respondió a la defensiva tras la recriminación, y al niño al preguntarle quien era el padre le señalo a este señor. Algunas consecuencias de esta situación son:
-Que al niño le da igual que decir que ha sido él porque sabe que no va tener reprimenda.
-Que el niño es demasiado inocente.
-Que el niño no diferencia entre lo cívico y lo incívico.

Más tarde fuimos a la biblioteca y recogimos la vivencia de la encargada de la biblioteca, y nos conto como se sintió indignada porque los padres no le dieron importancia a la situación y al comportamiento de sus hijos. Y mostraba su contrariedad ante la poca vigilancia de los padres con sus hijos.
Al cabo de dos horas más o menos, volvimos para recoger lo que opinaban los padres de lo sucedido, y exponían que lo que les molesto fue la forma de expresase de la encargada de la biblioteca, que se dirigió a ellos de forma muy exagerada. Mostraban su culpa, pero le daban poca importancia a lo que realizaron sus hijos.

 
Miriam
El día de hoy a comenzado de una manera muy original, dado que era el día que comenzábamos el proyecto de civismo.
Entramos en el despacho y comenzamos a disfrazarnos y pintarnos para ir a la plaza del ayuntamiento.
Objetivo:
* Observar cual era el comportamiento/respuesta de los niños y de los padres, cuando nos vieran sentadas en la plaza, maquilladas, disfrazadas.
Metodología:
* La metodología que hemos utilizado en la plaza es la observación.
Llegamos a la plaza y nos fuimos disponiendo en diferentes zonas, yo me senté en los bancos más cercanos a los padres, pintada de princesa y ataviada con una coronita en la cabeza.
La primera actitud que observé al sentarme en un banco al lado de dos padres fue que transcurrido unos minutos estos se levantaron y se cambiaron de banco (uno cercano). Poco a poco se fueron acercando diferentes niñas, y matizo, solo niñas porque solo se acerco un niño al final de la observación cuando casi nos marchábamos.
Después de que varias niñas se me acercaran para preguntarme qué hacía allí, quién era, o qué era, al final se formo junto a mí un grupito de unas cuatro o cinco niñas a las cuales pinte como a unas princesas con una coronita en la frente. Estas mismas niñas se pasaron todo el tiempo que estuve en la plaza junto a mí, preguntándome, cosas y conversando sobre las nomas de la plaza, y lo que estaba o no bien hacer allí etc. Hablando con ellas me si cuenta que la mayoría de las niñas conocen las normas y saben lo que es correcto o no, pero aun así no las cumplen a 100%. Ellas suelen llevarse los patines, los balones o las bicicletas aun sabiendo que no se permiten o que pueden llegar a molestar.
De hecho al llegar a la plaza había un grupo de jóvenes (niños) jugando a la pelota en el centro de la plaza y al sentarse uno de mis compañeros en el centro de la plaza se desplazaron unos metros más lejos para supuestamente no molestar. Es un dato curioso de mencionar puesto que jugar a la pelota (futbol) en la plaza no está permitido, y aunque no cumplan las normas al 100% el grupo de chicos que jugaban nos respetó al retirarse a un lugar algo más retirado del lugar para no estorbarnos.
Ocurrió un dato curioso y que merece la pena reseñar: este dato esta visualizado desde tres puntos de vistas, el mío y el de mis otros dos compañeros, María y Miguel dado que cada uno de nosotros estaba situado en un punto diferente de la plaza.
La situación en resumen fue que unos niños estaban jugando a arrancar las platas, de uno de los arriates que se hallan en la plaza, y a tirarlas por las escaleras sin que los padres se percataran o sin que prestaran mucha atención.
El conflicto estalló cuando la bibliotecaria, se acerco hasta los padres, al lado de donde yo me encontraba, con una de las plantas y la mano y les reprocho a todos lo que allí se encontraban que no era lógico que hubiera tantos padres sentados mientras sus hijos destrozaban los arriates de flores. De forma instantánea a este reproche un padre salto del banco proclamando que era imposible que fuera su hijo el que estaba haciendo eso, la bibliotecaria le contesto aproximadamente que no sabía si él era el padre pero que la madre era una de las que estaban sentadas puesto que fue uno de los niños el que le contestó a ella que esa era su madre.
En esta acción que yo vislumbre en primera persona debido a mi cercanía del conflicto entre padres y bibliotecaria, se podría analizar desde diferentes perspectivas, tanto el de la bibliotecaria, la de los padres, la del niño que destrozo las flores como la de los pequeños comentarios del grupo de niñas que me rodeaban cuando esto surgió.
La actitud del niño de decir de forma sincera quien era su madre tras arrancar las plantas, puede vislumbrar varias cosas, o que es muy inocente dado que es un niño pequeño, o todo lo contrario que se siente inmune ante lo que ha hecho o simplemente que no comprende hasta qué punto son graves sus acciones.
Después de hablar con la bibliotecaria y haciendo una síntesis entre como actuó y lo que después nos comentó: es que según lo que observe y lo que los padres nos dijeron; ella llegó haciendo muchos ‘’aspavientos’’ y eso intimidó a algunos padres, pero también es cierto que es lógico la actitud de ella dado que se encuentra bajo esta presión continua debido a la actitud que algunos padres muestran en la plaza respecto al comportamiento de sus hijos.
Como yo me encontraba cerca de este foco de conflicto rodeada de algunas niñas, le fui preguntando a estas que opinaban de lo que los niños habían hecho, y si eso estaba bien o no.
Al final de la tarde y tras haber ido a hablar con la bibliotecaria, y tomarnos un café con ella y Sonia, fuimos de nuevo a la plaza del ayuntamiento, ya era de noche, pero aun seguían allí varios niños e incluso había más. Encontramos a los mismos padres del niño al cual habían pillado arrancando las plantas y le pedimos permiso a la madre para poder hablar con ella.
Nos comentó que aunque estaba de acurdo con el contenido de lo que había dicho la bibliotecaria, no estaba de acuerdo con las formas, y tampoco le pareció bien que generalizara a todos los padres cuando solo el suyo había sido el que había estado arrancando las plantas. Al preguntarle por el cumplimiento de normas en la plaza del ayuntamiento se mostro un poco ambigua, por un lado sabían que no se podía utilizar la bicicleta en ella, pero matizaban entre que los niños de mayor edad la utilizaran y que la utilizaron los pequeños (en ambos casos están prohibidos). Por lo visto algunos padres según nos comentó esta madre, han pedido vigilancia para que los niños no vallan en bicicleta en la plaza ( y alguien superior les llamara la
atención), pero matizo para que no fueran en bicicleta los mayores, pero si los pequeños (entre ellos su hijo de cinco años). Es un comentario algo contradictorio.
Tras esta conversación volvimos a la Casa de la Juventud, para organizar las actividades del martes, y poner en común las diferentes visiones que hemos obtenido del día. Y al final después de sintetizarlo y charlar animadamente sobre ciertas cosas y solventar los problemas